
Sobre mí
¿La distancia más corta entre dos personas?
Dicen que la distancia más corta entre dos personas es una sonrisa.
Pero eso me suena un poco cliché.
La distancia más corta entre dos personas, para mí,
es una buena historia.
Así que voy a contarte algo.
Es la historia de cómo escogí ser psicólogo.
Igual te ayuda a sentirte más cómodo,
porque me notas más cercano.
Creo que eso está bastante bien cuando te planteas
contar tus temas más personales a un desconocido.
Bueno, lo dicho.
Dentro historia.
Muchas personas dicen que estudiaron psicología porque les gusta ayudar.
Eso queda bonito.
Era como si cada sesión tuviera este lema:
“Aquí puedes hablar de lo que quieras y sentir cuanto quieras.
Que pase lo que pase, me digas lo que me digas, aquí me quedo contigo”.
Esto me ayudó a entenderme a mí mismo,
como nunca antes lo había hecho.
Y cuanto más me entendía,
más me aceptaba tal y como era.
Y lo paradójico es que cuanto más me aceptaba,
más fácil me era hacer los cambios que necesitaba.
Desde entonces, decidí especializarme en psicología humanista.
Así que mientras estudiaba el Máster en Psicología General Sanitaria,
también hice el Máster en Psicoterapia Humanista y Terapia Focalizada en la Emoción.
Luego me intrigó el formato de la terapia de grupo.
Así que estuve unos años siendo paciente en una terapia humanista de grupo.
Pero me faltaban herramientas prácticas para trabajar las emociones más difíciles.
Así que me metí a un Posgrado en Terapia Gestalt.
Vale pero, ¿y si algunas de estas palabras te suenan un poco a chino?
Pues lo entiendo.
A veces los psicólogos hablamos demasiado en idioma psicólogo.
Soy consciente de esto desde que empecé a ver pacientes en 2018.


Por eso, he creado una explicación de cómo es mi estilo de terapia
usando palabras del día a día.
La tienes en la sección “Para Ti: Pide Cita Aquí”.

Porque, al fin y al cabo,
casi nadie se ha leído un manual de psiquiatría sobre trastornos de personalidad.
Pero casi todo el mundo sabe quién es el Joker.
Así que, si haces terapia conmigo,
mi propósito no es que aprendas palabras muy psicológicas.
Lo que a mí me gustaría es
que te sonrías,
que te enfades,
que te emociones,
que conectes con tus miedos,
o que me llames sacaperras como un cuñao.
Todo eso vale.
Todo eso es trabajable en psicología humanista.
Porque, si aprendes a entender todas esas emociones...
tú y tus relaciones cambiáis drásticamente.
Solo eso.
Todo eso.
